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Homilía del Obispo de Málaga para la Misa “In Coena Domini” del Jueves Santo: “El mandamiento nuevo del Amor”

  • Predicación de D. Jesús Catalá para la Misa “En la cena del Señor”, del Jueves Santo

  • Lecturas: Ex 12,1-8.11-14; Sal 115,12-13.15-18; 1 Co 11,23-26; Jn 13,1-15

  • “El mandamiento nuevo del Amor”

Grupo escultórico del trono de la Hermandad de la Sagrada Cena Sacramental. Al fondo, María Santísima de la Paz.
Jesús Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga.

MÁLAGA, 9 ABRIL DE 2020.-

1.- En la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo celebramos el amor desbordante de Dios hacia nosotros. Jesús instituyó la Eucaristía como memorial de muerte y resurrección (cf. 1 Co 11,23-25). 

En esta Semana Santa muchos fieles laicos no pueden participar de este sagrado banquete, debido a la reclusión en casa por causa de la pandemia. Pero el Señor es grande y poderoso y su amor no tiene medida. Los sacerdotes celebran la Eucaristía en nombre de toda la Iglesia. 

Quienes no pueden participar en la comunión del cuerpo sacramental del Señor, pueden recibir la gracia haciendo una “comunión espiritual”. 

El monje benedictino Guillermo de Saint-Thierry (+1148), dirigiéndose a los monjes cartujos, que no siempre podían recibir la sagrada comunión, les recuerda que la gracia del sacramento se puede recibir, aunque materialmente no se pueda comulgar: “Si la quieres y la deseas con toda sinceridad, tienes esta gracia disponible en tu celda a todas las horas, tanto de día como de noche. Cuantas veces te unes fiel y piadosamente a este acto en memoria del que padeció por ti, otras tantas comes su cuerpo y bebes su sangre; y siempre que permaneces unido a Él por el amor, y Él a ti en acción de santidad y de justicia, formas parte de su cuerpo y de sus miembros” (Epistola ad fratres de Monte Dei, 117.119). 

2.- Os animo, queridos fieles todos, a realizar la “comunión espiritual” cuantas veces deseéis uniros al Señor y recibirlo en vuestros corazones. 

Para ello podéis usar la conocida oración de San Alfonso María de Ligorio: “Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si estuvieras conmigo os abrazo y me uno con vos. Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti”. 

3.- La Eucaristía es la fuente del amor fraterno, porque Jesús nos dejó el mandamiento del amor como testamento en su última Cena. Jesús lava los pies a sus discípulos y les manda ser servidores de los demás: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Jn 13,15). 

Para poder ser de Jesús hay que dejarse servir y amar, pero hemos de hacer también nosotros lo mismo; hay que entrar en la dinámica del servicio. Este dinamismo servicial es un sacrificio de amor que Dios quiere. 

Con motivo del Día del Amor Fraterno, en este Jueves Santo, y por causa de la pandemia del virus “Covid-19”, los Obispos españoles animamos una mayor solidaridad con el lema de Caritas: “La fraternidad alumbra la esperanza”. 

4.- Hay formas concretas de expresar la solidaridad y cercanía con aquellos que atraviesan por circunstancias difíciles a causa del coronavirus. Una de ellas es el gesto de encender una vela en el momento de la cena, acompañado de una oración-bendición, porque “Cada gesto cuenta”. 

Se nos anima a dar apoyo económico a las personas más vulnerables, manifestando la cercanía solidaria con los afectados de la pandemia, a través de la campaña de emergencia “Cada gesto cuenta” lanzada por Cáritas. 

En este tiempo de pandemia agradecemos a todas las personas que cuidan a los enfermos y sirven a los más necesitados con su trabajo, incluso con el riesgo de la vida en muchos casos, con su colaboración, con su aportación económica, ejerciendo cualquier servicio a los demás. Pedimos por ellos al Señor, para que les conceda fortaleza de ánimo. 

El Señor nos pide que mantengamos la actitud de servicio, pues los efectos socio-económicos de la pandemia, además de las consecuencias sobre la salud, están siendo muy fuertes y se prevé una gran crisis económica, que afectará a muchas familias. 

5.- Además de la institución de la Eucaristía y del Día del Amor fraterno, el Jueves Santo nos ofrece la institución del sacerdocio ministerial. 

También los sacerdotes están ofreciendo sus servicios en diversos ambientes: hospitales, residencias de mayores, cárceles, tanatorios y otros lugares. 

La creatividad y las iniciativas de los sacerdotes en estos días de reclusión han sido muchas e ingeniosas. Han retransmitido celebraciones eucarísticas y otros actos de culto y de piedad religiosa; han ofrecido abundantes reflexiones espirituales, mensajes, homilías, retiros, para alimentar espiritualmente a los fieles; han realizado gestos inusuales en muy diversos lugares (campanarios, terrazas, balcones), para animar a los fieles cristianos y dar esperanza a los ciudadanos; han mantenido la asistencia caritativa a los más necesitados con la colaboración de muchos voluntarios. 

Por todo ello deseo agradecer su generosa entrega y disponibilidad en el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Cuando pase el tiempo de pandemia, renovaremos las promesas sacerdotales. 

Pedimos a la Santísima Virgen María que nos acompañe en este trance y que nos ayude a vivir fructuosamente la pasión, muerte y resurrección de Cristo en este Triduo Pascual, que hoy comienza. Amén.

Jesús Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga

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